
Nací en Gijón, provincia de Asturias en el norte de España, de madre peruana y padre alemán. Kraft, tiene dos lecturas, por un lado es el segundo apellido de mi padre y como la propia palabra lo indica en alemán, «la fuerza» es el rasgo familiar que mejor representa por un lado, mi carácter luchador, aventurero, optimista ante la vida y por otro lado, también muestra esa fuerza interior femenina que permanece oculta, en ocasiones vulnerable, de emociones contradictorias y sentimientos reprimidos llevados al límite y que necesitan ser liberados, desnudando mi alma a través de mis obras.
Para mi, pintar es una catársis, un ejercicio de conocimiento personal en el que dejar fluir mis emociones más profundas. Es mi medio de expresión con el que busco a través del color y las texturas, plasmar las rugosidades, capas y pliegues de mi interior. El papel, es mi principal y mejor medio de comunicación externa. Experimento también el soporte madera, respetando al máximo las vetas y nudos intentando que formen parte de la obra, pero el lienzo es el que me permite trabajar sobre mayores formatos. Para crear me gusta estar en la soledad de mi taller, envuelta en un ambiente de aromas y música que despierten mis cinco sentidos para mostrarlos después, a flor de piel, a través de mis personajes.
Las mujeres tienen un gran protagonismo en mi obra, en primer lugar por la fuerte influencia que ha ejercido sobre mi el hecho de crecer en un ambiente esencialmente matriarcal y artístico, gracias a la pasión de mi madre por la pintura y artes plásticas y la sensibilidad musical de mi hermana por el piano. Rodeada siempre de música, cuadros y libros, mi infancia se ha desarrollado siempre entre pinceles y partituras, consiguiendo despertar en mi el amor por toda expresión artiística en general y por la pintura en particular.
Y en segundo lugar, el hecho de que en mi obra tenga como protagonistas mayoritariamente a mujeres es una forma de poner voz a lo que deseamos, sentimos y queremos las mujeres a través de una visión o un punto de vista puramente femenino. Siempre la mujer ha sido representada a lo largo de la historia a través de los ojos de los hombres, representando únicamente nuestra belleza física sin ir mas allá, sin profundizar en su interior para conocer y mostrar sus anhelos, preocupaciones o sentimientos. Por eso para mi, es tan importante reflejar en mis cuadros, mujeres con miradas profundas, que expresen desde enfado, tristeza, rabia, orgullo herido, hasta deseo, sensualidad, erotismo, indiferencia o incluso altanería. Ojos que son
capaces de mostrar lo que esconde lo más profundo del alma femenina.